Gato aletargado
Es natural que se preocupe si su gato no come, y sobre todo si la pérdida de apetito se prolonga tanto que empieza a perder peso. Examinamos las posibles razones de la pérdida de apetito en los gatos y por qué es vital actuar rápidamente si su gato deja de comer.
Hay varias causas posibles si tu gato no come, y es crucial que lo revise tu veterinario rápidamente. Incluso 24 horas sin comida -o tan sólo 12 horas en gatitos jóvenes- pueden tener un efecto grave en la salud de su gato.
Su gato también puede negarse a comer si ha cambiado su marca de comida habitual, si no le gusta la ubicación de su cuenco de comida o por motivos relacionados con el estrés, como una mudanza o el acoso de otro gato.
Estas reservas de grasa se envían al hígado para que las descomponga y aporte nutrientes al organismo. Pero el hígado a menudo no puede procesar esta grasa tan rápido como es necesario, y esto conduce a una acumulación de grasa en el hígado, que interfiere con la función hepática normal.
Una vez que el veterinario haya identificado la razón por la que su gato no come, puede recomendarle un tratamiento y ayudarle a planificar una dieta sana y equilibrada. Si el tratamiento y una dieta rica en proteínas y nutritiva no reavivan el apetito de su gato, y éste sigue perdiendo peso, es posible que necesite alimentación asistida, como una sonda de alimentación (alimentación intravenosa).
¿Está mi gato enfermo?
La pérdida de apetito puede deberse a muchas cosas, tanto a la enfermedad como al estrés. Si su gato no come como lo hace normalmente, consulte rápidamente a su clínica veterinaria, ya que los periodos de reducción de la ingesta de alimentos pueden tener efectos negativos en la salud del gato. Incluso los periodos cortos en los que se come menos (tres días o más) pueden tener efectos significativos en la recuperación de una enfermedad, en la cicatrización de heridas y en el sistema inmunitario, y los gatos también son vulnerables a los problemas hepáticos causados por la falta de alimento (lipidosis hepática). A diferencia de los perros, que pueden soportar periodos de reducción de la ingesta de alimentos, los gatos deben recibir un tratamiento inmediato para mejorar su apetito o, en algunos casos, se les puede colocar una sonda de alimentación para suministrarles nutrientes mientras no tengan ganas de comer. También pueden administrarse medicamentos para estimular el apetito.
Si se ha descartado una enfermedad, o un gato se está recuperando de una operación o ha estado estresado, por ejemplo, pueden emplearse ciertas técnicas para tentarle a comer, aunque si los métodos fallan, debe buscarse rápidamente el consejo del veterinario.
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Gato quisquilloso
Al igual que sus dueños, los gatos pueden perder el apetito cuando están enfermos. A diferencia de nosotros, los gatos no toleran ni siquiera períodos cortos de nutrición inadecuada. Es importante reconocer pronto los signos de enfermedad, sobre todo cuando el gato no come.
Debe llevar a su gato al veterinario inmediatamente cuando su gato adulto no haya comido en más de 24 horas o sólo 12 horas en el caso de los gatitos de menos de 6 semanas. Concierte una cita con su veterinario si esto ocurre.
Si su gato experimenta una pérdida de peso inexplicable, no está solo. Una encuesta mostró que aproximadamente nueve millones de gatos en los Estados Unidos visitan al veterinario debido a una pérdida de peso inexplicable y/o a la falta de apetito debido a condiciones subyacentes anualmente.
El simple hecho de ver a su gato comer no significa que esté recibiendo una nutrición adecuada o que las cosas estén mejorando por dentro. Mantener un peso inferior al normal puede tener un impacto negativo en la salud general del gato. El aumento de peso -y el mantenimiento de una condición corporal ideal- es el verdadero objetivo.
Una nutrición comprometida combinada con una enfermedad subyacente crea una situación complicada. Es más difícil ayudar a los gatos a recuperarse de una enfermedad cuando sus cuerpos no tienen el combustible necesario para curarse adecuadamente.
Salud de las mascotas
En la jerga médica especializada, la pérdida de apetito también se conoce como anorexia o inapetencia. Se trata de una reducción patológica de la ingesta de alimentos, que puede estar provocada por diferentes causas. Sin embargo, hay que diferenciar el término de lo que se conoce como pseudoanorexia. Esta condición describe una sensación de hambre con una ingesta de alimentos simultáneamente alterada (por ejemplo, debido a lesiones en la mandíbula o a dificultades para tragar).
La sensación de hambre está controlada principalmente por el centro del hambre en el cerebro. Éste recibe información importante, como el estado de expansión del tracto gastrointestinal, de los receptores del hambre situados allí. Si el estómago está muy lleno, los receptores de expansión se activan y envían al cerebro la señal de que no es necesario consumir más alimentos. En cambio, la sensación de hambre aparece cuando el estómago está vacío y los sensores de expansión no se activan. Sin embargo, junto a esta vía de señalización, la sensación de hambre también se activa por otros factores como las hormonas o el estado de salud, como por ejemplo por las reacciones de fase aguda del gato. Se trata de una importante reacción del sistema inmunitario en la que el cuerpo reacciona a las enfermedades con una inflamación aguda, que tiene por objeto favorecer la curación de las heridas, por ejemplo.