Peleas entre perros y gatos
A veces un perro se obsesiona con un gato y prácticamente se obsesiona con él. Puede empezar gruñendo y ladrando, pero luego puede pasar a embestir y perseguir. Esto es muy estresante para su gato. Si se pregunta cómo entrenar a su perro para que no persiga a los gatos, el proceso requiere tiempo y paciencia, pero puede hacerse. A menudo se puede evitar que un perro sea agresivo con los gatos mediante el refuerzo positivo y el adiestramiento de reorientación.
Si aún no ha adoptado a su perro o gato, intente primero adaptar sus personalidades.1 Algunos perros tienen un gran impulso de presa y siempre intentarán perseguir y acorralar a un gato. Si ése es su perro, ambos serán más felices si no intentan adoptar un gato. Pero los gatos también pueden tener problemas. Si un gato golpea y sisea a los perros todo el tiempo, es posible que su gato no sea una “persona de perros”, por así decirlo.
Un gato enérgico y juguetón se lleva mejor con un perro juguetón, siempre que ninguno vea al otro como una presa o una competencia. Un gato relajado y de edad avanzada puede llevarse mejor con un perro tranquilo y de edad avanzada. No intente forzar dos personalidades que no combinan bien.
¿Por qué se pelean los perros y los gatos?
El mito de que los perros y los gatos están muy enfrentados se ha convertido en sinónimo de discusión. Y no de cualquier tipo de discusión, sino de peleas con gran enfado (con las garras fuera, por así decirlo). Pero la convivencia entre perros y gatos no tiene por qué ser una situación estresante.
Considerados a menudo como “enemigos naturales” por sus papeles diametralmente opuestos en el reino salvaje, perros y gatos cohabitaron de forma no tan pacífica en África durante miles de años antes de ser domesticados por los humanos, momento en el que parece que siguieron enfrentados.
Los indicios de convivencia entre perros y gatos se remontan a hace mucho más tiempo, unos 12.000 años, cuando los gatos fueron domesticados por primera vez al pasar el mundo a una economía basada en la agricultura y los agricultores necesitaban buenos ratones para mantener a las ratas y otras plagas fuera de las zonas de almacenamiento de alimentos.
Sin embargo, como demuestran las nuevas investigaciones sobre el ADN, los perros fueron domesticados hace ya 40.000 años, principalmente como compañeros de caza. Science News informa: “Nuevos datos de perros antiguos indican que los perros se diferenciaron de los lobos hace 20.000 y 40.000 años”. Está científicamente aceptado que los perros descienden de los lobos y que los gatos descienden de sus parientes los grandes felinos. Pero, ¿cómo empezaron a cohabitar exactamente estos dos opuestos?
Gif de peleas de perros y gatos
Si es dueño de un perro y quiere introducir un gato en su casa -o viceversa- hay una serie de medidas que puede tomar para detener los problemas antes de que empiecen. Sin embargo, a veces los problemas ya existen. No se preocupe: existen técnicas para conseguir que los dos combatientes se quieran, o al menos se toleren.
Antes de aprender a crear la paz entre perros y gatos, es importante apreciar sus diferencias como especies y cómo esas diferencias afectaron a su evolución hasta convertirse en animales domésticos. Saber esto le ayudará a comprender mejor la dinámica que se da entre las dos especies.
Los perros evolucionaron a partir de los lobos en un proceso largo y complicado, que puede conocer en este artículo. [En resumen, los lobos son animales de manada y cada manada tiene sus líderes: el macho y la hembra alfa. Ellos toman todas las decisiones. Los demás lobos se someten a los alfas y buscan su aprobación.
Los perros modernos domesticados siguen mostrando esa característica. La mayoría de los perros quieren quedar bien con el líder de su manada, usted, y por eso quieren complacerle (¡también les gusta recibir recompensas!). Este deseo de agradar es la principal razón por la que los perros son adiestrables.
Pelea a muerte entre un gato y un perro
Si tienes un perro y te pertenece un gato, puede que te sientas tentado a pensar en tu papel de mando intermedio. Aunque la convivencia entre perros y gatos sea fluida, las diferencias de lenguaje corporal entre ambos pueden perderse en la traducción. Su papel es más bien el de intérprete, sobre todo cuando trata de entender el asunto del gato que golpea al perro.
La clave para que los perros jueguen con los gatos es entender las señales de advertencia y cuándo es el momento de intervenir. Al fin y al cabo, ¡depende de nosotros mantener la paz y la felicidad de nuestros amigos peludos! Si eres como nosotros y sueñas con que perros y gatos se lleven bien, sigue leyendo para conocer nuestros mejores consejos.
Todos conocemos la clásica señal juguetona de nuestros perritos. ¿Ahora, esa reverencia cortés? ¿O tu amigo es más bien un compañero de pelaje con la pata en el suelo? En cualquier caso, es una clara indicación de que su perro está de humor juguetón. Muchos gatos, en cambio, se ponen de espaldas para iniciar un juego. Es una sumisión fingida que indica la intención de jugar.