
Kaia Lana – Daydreaming (Visualizador)
Alfred Soto: Un intento de pop latino con la languidez de Lana Del Rey, pero más divertido, más schlocker y más rápido. Mon Laferte sabe cómo mantener la atención del público, y puede hacer pucheros y guiños al mismo tiempo. Por favor, manténgase alejado de las puertas[8].
Julian Axelrod: Es un viejo enigma del pop: ¿Han sido Los Espookys los que han despertado mi insaciable deseo de rock español, o es este tema de new wave chileno empapado de saxo el que me hace querer ponerme al día con Los Espookys? Sea como fuere, esta canción es el más tétrico de todos los estados de ánimo, y necesito ver a Julio Torres realizar un exorcismo con ella inmediatamente[8].
Edward Okulicz: Desde el título (“Shit Song”) hasta el final, este pastiche de tropos de música de cine funciona porque presenta un drama personal a la escala en la que el destino del mundo suena en la balanza, bailando en el límite entre lo completamente serio y lo ridículo. La inclusión de una pausa de saxo no resuelve el problema, como tampoco lo hace el coro de Mon Laferte, que alternativamente se hunde, se eleva, triunfa y se revuelca. No puedo ni imaginarme la película para la que podría tener sentido este tema, pero apuesto a que es agotador verlo. Es mejor tener todo lo bueno en tres minutos y medio, siempre[9].
Coldplay: NPR Music Tiny Desk Concert
Contenido: Top 0-9 A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z* # 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 – Aa Ae Aj Ao At – B Ba Be Bj Bo Bt – C Ca Ce Cj Co Ct – D Da De Dj Do Dt – E Ea Ee Ej Eo Et – F Fa Fe Fj Fo Ft – G Ga Ge Gj Go Gt – H Ha He Hj Ho Ht – I Ia Ie Ij Io It – J Ja Je Jj Jo Jt – K Ka Ke Kj Ko Kt – L La Le Lj Lo Lt – M Ma Me Mj Mo Mt – N Na Ne Nj No Nt – O Oa Oe Oj Oo Ot – P Pa Pe Pj Po Pt – Q Qa Qe Qj Qo Qt – R Ra Re Rj Ro Rt – S Sa Sa Se Sj So St – T Ta Te Tj To Tt – U Ua Ue Uj Uo Ut – V Va Ve Vj Vo Vt – W Wa We Wj Wo Wt – X Xa Xe Xj Xo Xt – Y Ya Ye Yj Yo Yt – Z Za Ze Zj Zo Zt
¡¡toulouse fft fft fft!!
Mamá dijo que habría décadas así. Después de las dificultades globales que afectaron a casi toda la vida en 2020, ¿fue 2021 un año de triunfo, de progreso, de fuera? Más o menos, tal vez y a veces. En realidad, fue un año de dos pasos adelante, un paso y medio atrás, donde cada avance era condicional y donde cada celebración era, al menos en parte, prematura. Aun así, después de un año de panificación, livestreams y desesperación, la mayoría de nosotros dio el salto a las cenas al aire libre, a la música en vivo sólo con vacuna y a la paranoia leve continua con relativo buen ánimo: una luz bienvenida al final del túnel, aunque el final real del túnel todavía estaba lejos.
Y la música estaba ciertamente hecha para tiempos interesantes. Una clase ascendente de superestrellas del pop se apoderó del anillo de bronce este año, mientras que varios de los nombres más importantes establecidos siguieron a los éxitos de taquilla anteriores con sets desafiantes que recompensaron generosamente a los fans por encontrarse con ellos a mitad de camino. Mientras tanto, el cierre del año anterior inspiró a los artistas a ser más colaborativos que nunca en 2021, tanto si se construyeron completamente a distancia a través de correo electrónico y notas de voz, como si se grabaron todos juntos junto a una fogata. El mundo real no ha facilitado la evolución cultural en los últimos dos años, pero si entras en detalles podrás ver que la identidad musical de esta década ya está empezando a tomar forma.
Palma Violets – Girl, You Couldn’t Do Much Better on the Beach
He visto a Twenty One Pilots revolcarse en una bola de hámster a mitad del concierto desde las filas sentadas y me he refugiado en mi coche durante una inundación repentina (realmente son lluvia o sol) antes de dirigirme a su césped, donde el sonido y la imagen se transmiten perfectamente, para ver a Cage The Elephant. Sin embargo, su foso GA, desde el que he visto a artistas como The National, Vampire Weekend, Saint Motel y Alt J, es lo que más me gusta. Es el tamaño perfecto: más espacio para respirar que el 9:30 Club, pero más íntimo que el Anthem. La ventaja de un lugar al aire libre, con un gran techo que protege el foso y las filas de asientos, es que se experimenta la sensación inigualable de ver la puesta de sol en una noche de verano con brisa mientras se escucha el directo de su artista favorito.
El resto es la típica oferta de conciertos. La comida es excesivamente cara pero cumple su función, el aparcamiento es gratuito pero hay que reservar una plaza con antelación, y aunque el recinto abre 90 minutos antes de la hora del espectáculo, siempre he podido conseguir un sitio en la parte delantera siempre que llegara antes de los teloneros (esto depende de los artistas, por supuesto, ya que las adolescentes son más obstinadas que los treintañeros que se pasan todo el concierto sosteniendo una cerveza en una mano y sacando el puño cada pocos minutos con la otra).